martes, 5 de abril de 2011

TEXTO DE CERVANTES

No ha muchos años que de un lugar de Extremadura salió un hidalgo, nacido de padres nobles, el cual, como un otro pródigo, por diversas partes de España. Italia y Flandes anduvo así gastando los años como la hacienda, y al fin de muchas peregrinaciones (muertos ya sus padres y gastado su patrimonio), vino a parar a la gran ciudad de Sevilla, donde halló ocasión muy bastante para acabar de consumir lo poco que le quedaba. Viéndose, pues, tan falto de dineros, y aun no con muchos amigos, se acogió al remedio a que otros muchos perdidos en aquella ciudad se acogen, que es el pasarse a las Indias, refugio y amparo de los desesperados de España, iglesia de los alzados, salvoconducto de los homicidas, pala y cubierta de los jugadores a quien llaman ciertos los peritos en el arte, añagaza general de mujeres libres, engaño común de muchos y remedio particular de pocos. En fin, llegado el tiempo en que una flota se partía para Tierrafirme, acomodándose con el almirante della, aderezó su matalotaje y su mortaja de esparto, y embarcándose en Cádiz, echando la bendición a España, zarpó la flota, y con general alegría, dieron las velas al viento, que blando y próspero soplaba, el cual en pocas horas les encubrió la tierra y les descubrió las anchas y espaciosas llanuras del gran padre de las aguas el mar océano.

Iba nuestro pasajero pensativo, revolviendo en su memoria los muchos y diversos peligros que en los años de su peregrinación había pasado, y el mal gobierno que en todo el discurso de su vida había tenido; y sacaba de la cuenta que a sí mismo se iba tomando una firme resolución de mudar manera de vida, y de tener otro estilo en guardar la hacienda que Dios fuese servido de darle, y de proceder con más recato que hasta allí con las mujeres. La flota estaba en calma cuando pasaba consigo esta tormenta Felipe de Carrizales, que este nombre es el que ha dado materia a nuestra novela. Tornó a soplar el viento, impeliendo con tanta fuerza los navíos, que no dejó a nadie en sus asientos; y así, le fue forzoso a Carrizales dejar sus imaginaciones, y dejarse llevar de solos los cuidados que el viaje le ofrecía; el cual viaje fue tan próspero, que sin recebir algún revés o contraste, llegaron al puerto de Cartagena. Y por concluir con todo lo que no hace a nuestro propósito, digo que la edad que tenía Felipe cuando pasó a las Indias sería de cuarenta y ocho años, y en veinte que en ellas estuvo, ayudado de su industria y diligencia, alcanzó a tener más de ciento y cincuenta mil pesos ensayados.

(MIGUEL DE CERVANTES. El celoso extremeño.)

- Resume el contenido referencial del texto.
- Indica la sucesión de acontecimientos en el relato a partir de las formas verbales correspondientes.
- Enumera las acciones relatadas en este fragmento en el orden en que sucedieron.
- Señala los rasgos de la función poética que aparecen en el texto.
- Analiza la estructura del fragmento y las marcas de cohesión.
- Distingue los términos connotativos de los denotativos.

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